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Cristián Larroulet Vignau
Profesor Investigador CIES
Universidad del Desarrollo

El retroceso fiscal de Chile se ha agudizado en los últimos años, no solo por crisis como la pandemia o el estallido social, sino también por errores recientes en la gestión fiscal. El déficit estructural de 2024 fue de 3,2% del PIB, superando en 1,3 puntos la meta oficial, lo que ha generado advertencias del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) y el FMI. A pesar de contar con instituciones sólidas como el Balance Estructural y los fondos soberanos, se requiere actuar para evitar que la deuda pública supere el 45% del PIB.

Para avanzar, se proponen las siguientes medidas:

  1. Recuperar el superávit fiscal a través de recortes de gasto del orden de 1% del PIB;
  2. Reponer los fondos de estabilización hasta alcanzar entre 5% y 7% del PIB;
  3. Fortalecer instrumentos ya existentes como el FEES, el FRP y el Fondo para Desastres Naturales;
  4. Mejorar la eficiencia del gasto, estimada con margen de hasta 1,8% del PIB;
  5. Consolidar las reglas fiscales actuales y garantizar su cumplimiento incluso en contextos electorales;
  6. Reforzar la institucionalidad fiscal, manteniendo techos de deuda y criterios técnicos para ajustes;
  7. Promover un acuerdo político amplio en torno a la sostenibilidad fiscal; y
  8. Asegurar que la política fiscal permita enfrentar futuras crisis como terremotos, pandemias o tensiones internacionales.